Así recibe un perro a su dueña luego de 8 meses sin verla
Las mascotas se acostumbran tanto a vivir con sus dueños, que cuando se separan durante unos meses comienzan a sufrir esta distancia, aguardando día y noche el regreso de ellos.
Esto es algo que suele sucederles a todas las personas que deben unirse al ejército de Estados Unidos y deben dejar a sus mascotas en sus casas. Estos meses de estar alejados son duros tanto para las personas como para las mascotas.
Pero la parte más positiva es cuando se produce el reencuentro, en el que los perros demuestran toda su alegría cuando descubren que sus dueños están nuevamente en casa.
Eso le sucedió a Janna Berger, una joven que tuvo que sumarse a los entrenamientos del ejército, teniendo que dejar al cuidado de su familia a su amado perro llamado Murphy.
A pesar de que fueron 8 largos meses en los que Murphy no sabía exactamente si su dueña regresaría, su amor se mantuvo firme, mientras que Janna esperaba con impaciencia poder volver a abrazar y jugar con su perro. Para ella, estar separada tanto tiempo de su perro fue difícil, ya que nunca le había sucedido. Para Murphy, fueron días eternos y de incertidumbre.
Durante este tiempo, Murphy había quedado al cuidado de los padres de Janna, quienes le contaban que la esperaba al lado de la puerta de su habitación a que regresara, lo que la llenaba de amor, aunque también de impotencia al no poder estar allí.
Pero la temporada de entrenamiento finalizó para esta joven y llegó el momento del regreso. Cuando llegó a la puerta de su casa llamó a Murphy, que apareció en pocos segundos. Pero el recibimiento no era el que esperaba Janna.
Murphy no estaba seguro de quién era, tal vez porque hacía varios meses que no la veía o por la ropa que llevaba puesta. Se acercaba a Janna para olfatearla pero cuando ella lo quería abrazar se alejaba rápidamente, para luego volver a acercarse y mirarla.
En un momento llegó a ladrarle. Parecía definitivamente que no la reconocía. Pero el padre de Janna se acercó para ayudar y así Murphy se dejó acariciar por su dueña. En ese preciso instante supo de quién se trataba.
Murphy enloqueció de alegría. La besó y se tiraba sobre su dueña mientras movía su rabo descontroladamente. ¡La espera había terminado y finalmente estaba otra vez juntos!